Si, aunque sólo es un mínimo porcentaje de la población que cursa con el trastorno de autismo. Contrariamente a la creencia popular, si es factible que un niño con autismo se integre a un sistema de educación regular. Para esto es indispensable que el menor posea una inteligencia dentro de los parámetros promedio, habilidades lingüísticas que le permitan comprender y expresar situaciones cotidianas y adquisición de conocimientos académicos, pero sobre todo que a nivel conductual sea un niño que se pueda manejar y adaptar a situaciones nuevas sin presentar comportamiento disruptivo como autoagresiones o agresiones.
Se recomienda una vez que el niño es promovido para ingresar a una escuela regular, se lleve a cabo de forma sistematizada la integración, esto es que el niño acuda inicialmente dos días a la nueva escuela a la que deberá ir acompañado de una auxiliar "sombra", conforme el menor se integre, se incrementa su estancia hasta que acuda todos los días y poco a poco se va retirando la presencia de la "sombra".
Se denomina "sombra" a una maestra auxiliar, quien va acompañar al alumno durante el horario escolar, su rol consiste principalmente en ayudar al menor a adecuarse a las nuevas situaciones sin alterarse, así como brindar apoyo en las diversas actividades académicas que se requieran. No obstante, la maestra es responsable del currículo y objetivos académicos.

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